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12 Claves para mejorar el aprendizaje por Aula Virtual (VILT) de Formador a “Digital Facilitator”

12 Claves para mejorar el aprendizaje por Aula Virtual (VILT) de Formador a “Digital Facilitator”

La formación en aula virtual o VILT (Virtual Instructor Lead Training) se ha convertido en el estándar de formación en muchas de las organizaciones. Esta metodología se aplicaba con anterioridad a la situación actual, pero es evidente que a fecha hoy se ha convertido “por urgencia” y de no muy buenas formas en una práctica habitual. A continuación, queremos mostrar algunas buenas prácticas que debemos tener en cuenta para que esta metodología sea realmente efectiva, y sobre todo enfocada a los equipos de formación: 1. Hablemos con el alumnado, no con el contenido. Narrar un PowerPoint rara vez ha sido efectivo antes de la pandemia, y menos en una sesión de aula virtual. Iniciemos la sesión reconociendo el «aquí y ahora» lo que está experimentando nuestro alumnado. ¡Abordemos la aprensión de las personas sobre la tecnología incluso nosotros como instructores! Unas pocas palabras amables al principio pueden marcar la diferencia para el resto de la sesión. 2. ¡Seamos nosotros mismos! Buscamos a expertos, instructores y capacitadores para que nos expliquen cómo hacer algo nuevo, el alumnado necesita de conocimientos, ejemplos, sentido del humor y lecciones aprendidas. El alumnado recordará un procedimiento de siete pasos si tienen una anécdota que le relacione. 3. Utilicemos el modelo ELRA (Engage-Learn-Remember-Act) del Dr. Will Thalheimer, que nos permite planificar y realizar las sesiones de VILT. Existen muchos modelos de diseño instruccional; este es el más sencillo y eficaz para incorporar en nuestro trabajo. 4. Dominemos la Tecnología. Nos gusta enfocarnos en las personas, su aprendizaje y su desempeño en el trabajo, pero siempre comenzamos con unirnos en una determinada plataforma tecnológica. Se trata de aprender bien la plataforma y familiarizarnos realmente con todas las posibilidades que nos ofrece para que no nos preocupemos cuando impartamos las sesiones de formacion. 5. Diseñemos la interacción. Independientemente de la plataforma que tengamos, podemos hacerla interactiva. Incluso si solo tiene chat y audio para hablar, será una sesión increíble si la convertimos en una experiencia. El uso de una guía del facilitador es perfecto, pero no estemos hablando sin recibir feedback, y utilicemos toda la variedad de herramientas de interacción digitales ya existentes. 6. Usemos el lenguaje corporal digital como reemplazo del lenguaje corporal presencial al que estamos más acostumbrados. Es importante que comprendamos la forma en que se responde a las interacciones, entonces podremos leer el lenguaje corporal del alumnado de forma digital. ¿Quién es siempre el último con una marca de verificación cuando se solicita? ¿Hay alguien que siempre quiera hablar en lugar de escribir en el chat?… Lo que esas cosas significan está abierto a interpretación y nos ayuda a comprender a nuestro alumnado, si utilizamos ciertas herramientas aprovechémoslas. 7. Involucremos a nuestro alumnado cada 3-5 minutos en el aula virtual mediante el uso de las herramientas y funcionalidades que nuestra plataforma virtual tiene, y evidentemente las cámaras deben de estar siempre encendidas en acciones de “formación” grupales. Evidentemente es diferente un curso que un webinar, y buscamos la implicación de la audiencia y conocer sus expresiones, atención etc.. 9. Mantengamos la duración de la sesión virtual entre 2 y 2,5 horas para evitar una sobrecarga cognitiva y sensorial. Y hagamos una pausa de 5 a 10 minutos cada hora para evitar la fatiga mental. El alumnado y nosotros como facilitadores lo agradeceremos. 10. Ofrezcamos la iteración y el feedback. Ya sea un seminario webimar o un curso de eLearning (o cualquiera de los modelos combinados intermedios), creemos oportunidades para obtener comentarios significativos del alumnado, más allá de simples sonrisas o likes. Luego, usemos esta feedback para beneficiar al alumnado y mejorar las iteraciones posteriores de la experiencia de aprendizaje. 11. Brindemos oportunidades para ver conceptos abstractos en entornos del mundo real. Ya sea que estemos impartiendo formación técnica o soft skills, podemos mejorar la comprensión del alumnado colocando conceptos abstractos en un contexto identificable. Esto puede tomar una variedad de formas, como un aprendizaje basado en escenarios, ejercicios de reflexión o videos de eventos actuales. El intercalar ejemplos del mundo real o al permitir que el alumnado aplique estos conceptos a una situación hipotética, mejoraremos la atención y retención. 12. Tengamos en cuenta la empatía cuando desarrollemos formación. En este momento la empatía es más importante que nunca. Podemos mostrar empatía al alumnado de diversas formas, según el contexto. Si bien eso podría significar que la formación tuviera un ritmo un poco más lento. Algunos ejemplos: Salas de reuniones informales (con o sin temas definidos) donde al alumnado pueda aprender unos de otros, compartir su experiencia y socializar Celebraciones públicas de éxitos y reconocimiento de dificultades. Pausas para ir al baño (¡de verdad!) Programación flexible: tal vez proporcionar versiones grabadas del aula virtual en vivo para aquellos que no pueden asistir. Mayor representación de las minorías en los webinar (uso de presentadores) y en la formación en aulas virtuales (fotos, ilustraciones o personajes) Desde Axia, estamos trabajando todos los aspecto técnicos de la formacion VILT, así como los aspectos de empoderamiento de la figura del Digital Facilitator .

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6 Claves para pasar de ser un manager a ser el coach de tu equipo

6 Claves para pasar de ser un manager a ser el coach de tu equipo

Si bien los dos términos a veces se usan indistintamente, un coach es alguien que predica con el ejemplo, mientras que un manager es alguien a quien se considera que “manda”. Esto no quiere decir que un manager no le muestre a un empleado/a cómo hacer una tarea en el trabajo; pero el coach simplemente va un paso más allá, está a su nivel y está comprometido a apoyarlo, mientras que un manager es su jefe. Un coach se enfoca en desarrollar a los profesionales como individuos, en lugar de enfocarse únicamente en los resultados asociados con esas personas. Esto mejora la retención de los profesionales, reduce los niveles de estrés del personal y aumenta la motivación 1. Trata a tu gente como miembros de tu equipo, no como empleados/as Ser visto como un superior no equivale necesariamente a respeto, ni a productividad. Recibiremos mejores resultados de los profesionales que nos ven como alguien a su nivel, trabajando hacia un objetivo común en lugar de simplemente dirigir el tráfico. 2. Desarrolla una conexión personal Aprendamos esto: habla con tu gente a su nivel. Aprende sobre sus vidas y crea una conexión. Las conexiones se fomentan a través de la empatía y las experiencias personales compartidas. Esto puede ser tan simple como preguntarle a un profesional sobre su fin de semana o invertir en sus objetivos fuera del trabajo. 3. Escucha a tus profesionales «Tenemos dos oídos y una boca para que podamos escuchar el doble de lo que hablamos» Epicteto Si puedes escuchar a tus profesionales en lugar de instruirlos, encontrarás respuestas a problemas que ni siquiera sabías que existían. Presta toda tu atención a tu personal cuando te hablen. Mantén el contacto visual. Se empático con ellos y demuestre que estás dispuesto a ayudar. Se accesible. Siempre ten abierta la puerta. Acepta la comunicación abierta y el feedback. 4. Motiva e incentiva Todos estamos motivados por algo o alguien. Conocer personalmente a tus profesionales debería darte una indicación de lo que los motiva. El 81% de los que respondieron a la encuesta de Glassdoor dijeron que están motivados para trabajar más duro cuando su responsable muestra aprecio por su trabajo. En contraste, solo el 38% dijo que trabaja más duro cuando su jefe es exigente. El 37% dijo que trabaja más duro porque teme perder su trabajo. Algunos incentivos que impulsan las motivaciones y viceversa: Ofreciendo oportunidades de crecimiento personal o profesional. Proporcionando una supervisión constante del trabajo. Ofreciendo bonificaciones monetarias. Siendo transparente. Priorizando la conciliación de la vida personal y laboral. Es posible que no tengas la capacidad o el poder para implementar todos los incentivos enumerados anteriormente, pero la motivación también puede provenir de gestos personales humildes. Dar una palmada en la espalda verbal o asistir a eventos de trabajo (¡los eventos virtuales cuentan!) Son formas adecuadas de demostrar a tus profesionales que les aprecias. 5. Haz que el trabajo sea relajado y divertido El dicho familiar, «La gente deja a los managers y no a las empresas», refleja quizás la razón más común de la falta de compromiso y la infelicidad en el trabajo. Disfrutar, a menudo tiene menos que ver con el trabajo en sí, y más con la gente de la oficina. Si tus profesionales disfrutan yendo a trabajar, su rendimiento y sus perspectivas mejorarán. Después de todo, un lugar de trabajo feliz es un lugar de trabajo exitoso. 6. Crea un trabajo significativo e impactante Todos disfrutamos viendo los frutos de nuestro trabajo. Si puedes hacer que tus profesionales sienten que su trabajo es importante, ellos se sentirán importantes en la organización. El trabajo significativo tiene un significado diferente para diferentes personas, por esto es importante conocer a nuestros profesionales. Crea un sentido de comunidad, proporciona una validación constante y motiva a tu equipo para que comprenda el impacto que tiene su trabajo. Crea una cultura de comprensión y enfatice la importancia de cada individuo para la organización

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